sábado, 19 de septiembre de 2009


OPINIÓN

“AURELIANO”, DE ROMÁN PODOLSKY

Autoayuda para quienes no leen autoayuda
Por Diego Manso
19 de septiembre de 2009

Vamos a ver “Aureliano”, la nueva obra de Román Podolsky, para rejuntar las partes que sobrevivieron al desguace de nuestro corazón, astillas ahora de una más bien rústica mayólica. Pero tenemos presente el lema de los que acopian objetos diversos y son capaces de reconocer, por caso, entre un enjambre de desperdicios, la utilidad de un naipe huérfano de mazo. A eso vamos a ver “Aureliano”: a desentrañar el temperamento esotérico de las cosas que se quedaron guachas; esas que, así y todo, sobrevivieron para contar la historia y fundar cierta arqueología de la minucia sentimental. (Con mi amigo Andrés tenemos la misma costumbre, lo descubrí una tarde fisgando su escritorio: recoger de la calle los naipes abandonados. Cada uno tiene un significado, vaya a saber según qué tarot, aunque yo me animo a pensar que son señuelos, encarnaciones de una presunción a priori.) Por eso vamos a ver “Aureliano”: para reposar en la abulia de los objetos que quedaron como vestigio del desastre. Vamos a ver “Aureliano” porque también, como nuestros recuerdos, somos potiches condenados al fondo del cuarto de trastos. Sin embargo, alguien, pronto y con algún ímpetu luminoso sobre su dedo índice, nos descubrirá para gloria de un aparador. Todos somos vintage del amor, por eso vamos a ver“Aureliano”. Y vamos a ver “Aureliano” para matar la espera de un mensaje en la contemplación de otra espera. Uno baila cuando espera porque así resuelve el problema del espacio y porque, sabemos, una espera no es más que un espacio lleno de uno mismo: la banalidad del movimiento abrevia territorios planos. Entonces vamos a ver “Aureliano” para preguntarnos (y para contestarnos en la misma enunciación de la pregunta, no somos tan tontos) junto a esa actriz deslumbrante que es Roxana Berco, cómo saber de veras si algo está muerto o se acabó. Para preguntarnos, entonces, cómo hacer para enterrarlo ante la duda. “Aureliano” enuncia casi textualmente, la imposibilidad de cortar lazos. Y consuela mucho en tiempos donde, al parecer, descartar y reemplazar redunda en comodidad e higiene. Está todos los sábados, a las 21:30, en Espacio Ecléctico (Humberto Primo 730). Sólo quería recomendárselas.

martes, 15 de septiembre de 2009

CRÍTICA

Teatro: Aureliano
Blog "Críticas y espectáculos"
por Joud Raad, 10 de septiembre de 2009.

"Aureliano" dirigida por Román Podolsky sobre textos de Berco, Pérez de Villa y Podolsky. Propuesta minimalista y muy funcional.

Podolsky vuelve a romper los esquemas con ésta puesta en escena logrando la atención inesperada del público y sumergiéndose permanentemente sobre los textos y monólogos de Roxana Berco.
Podolsky apuesta por una pieza que parece ser realista al comienzo, pero se torna subjetiva por medio de un relato que incluye una fuerte dosis de metáforas y textos de la vida que la alejan del tono connatural de la obra. Todos esos elementos propios enriquecen la puesta en escena acompañado con la escenografía sencilla y acertada; la entrada en el centro del escenario, un piano, un colchón, una caja grande, la cabeza de un maniquí y algunos adornos. Mientras que la música y la puesta de luces marcan y realzan una y otras escenas con expresividad.
Debemos aclarar que el concepto argumental que plantea es meritorio, ambicioso e igualmente difícil de concebir en la escritura. Tema que vincula un lado y el otro de la existencia propia del ser humano, que adquiere una connotación diferente al aplicar con éxito la fluidez necesaria en las escenas e incorporar ciertos elementos visuales de secuencias que destacan otras. Ahora bien debemos aclarar también que existe una mesura en el espacio escénico ya que los intérpretes logran muy bien enriquecerse de ellos. En la puesta nada es casual ni superfluo, cada gesto y cada desplazamiento de un cuerpo en el espacio de la escena, cada color, cada composición grupal y cada diversidad primorosa es un signo comunicativo elocuente que aprehendemos y una solución artística admirable, hermosa, elaborada con minuciosidad y cargada de sentido.
La efectividad del texto no sólo provoca identificarse con la única sufriente en escena, sino que permite a la actriz mostrar sus potencialidades a través del ejercicio que, para mí, es el monólogo. Es indiscutible que la soledad del monologuista lo obliga a llenar el espacio a partir de sí mismo, pero el hecho de no contar con interlocutores hacen que la acción, también, le pertenezca en exclusiva, evitando el desarrollo del conflicto. Sin embargo, ¿existe una estructura dramática más adecuada para reafirmar el aislamiento de esta mujer?.
La obra logra emocionar, logra sumergirnos de manera constante y ello acompañado con la gran actriz hace de éste espectáculo un buen desempeño artístico tanto intelectual como expresivo. Recomendable.

Calificación: Buena
Crítica: Joud Raad

http://criticasespectaculos.blogspot.com/

viernes, 11 de septiembre de 2009

CRÍTICA

Clarín
TEATRO
11 de septiembre de 2009


Itinerario del alma femenina
La nueva obra de Román Podolsky se titula "Aureliano", donde frecuenta, como en "Harina", algunas teorías sobre el universo de la mujer. Un notable trabajo de Roxana Berco.

Por: Laura Gentile

Aunque lleva por título un nombre de varón, se podría decir que Aureliano (dirigida por Román Podolsky y protagonizada por Roxana Berco) es una obra de chicas. Como el color rosa. Una obra que invita a entrar a una cajita donde está una mujer que cuenta su mundo.Después de haber llevado a escena Por su puesto ¿unipersonal protagonizado por Marta Pacamicci¿, Román Podolsky vuelve a lo logrado con la encantadora Harina (2005): una obra pequeña pero intensa, plagada de momentos sensibles. Posibilitando, así, entrever una especialización para el director: la de dramaturgo serial de mujeres. Como si estuviera armando una futura colección exquisita, un muestrario de mundos femeninos. Como en Harina (protagonizada por Carolina Tejeda) en este caso el hallazgo, lo que encanta, la flor, es la actriz. Los tonos, los acentos, las miradas, todo en Roxana Berco (hija de la recordada Susana Campos) resulta graciosamente elocuente. Y puede ser triste también. Siempre, ricamente expresivo. Sola allí, con sus modos y maneras, logra mantener la atención, encantar al espectador con sus cuentos y teorías.Porque Aureliano está plagada de teorías, no grandilocuentes pero sí interesantes, sobre la vida: la de los vestidos y sus energías ("si tiene tristeza, un día que no importe tanto hay que sacarlo a pasear", aconsejará en un tramo la protagonista de la obra). Otra teoría: lo inoportuno de ciertos pensamientos para subir hasta una cima. Una más: la de las palabras que desean. La de la belleza apabullante de ciertas mujeres. Reinas que se esconden en cualquier profesión. ("Mi peluquera es muuuy linda...", dirá, en otro momento, como quien se dispone a hablar de algo muy serio). Esa belleza definitiva que genera envidia en quien lo la tiene. Las bellas, se sabe, son las otras pero yo también tengo hambre. "Hambrientas ellas y hambrientas yo", agregará como grito auto validador. También están allí, en escena, las ganas, los deseos, el amor, la frustración. El encuentro con el hombre y, por cierto, el desencuentro, la espera.El hombre en Aureliano está presente como ausencia o recuerdo. De hecho está todo el tiempo en escena, toca prodigiosamente el piano, baila descontroladamente el chamamé, y hasta la mira hacer a ella en una escucha comprometida y tierna, efectivamente lograda por Mariano Pérez de Villa, psicólogo y danzaterapeuta que también es compositor de la música original.Hay una tercera presencia, geográfica, mitológica, quizás. Paraguay campea en la obra como ícono del calor erótico, de lo seductor, de lo que arde y arrebata, incluso de la posibilidad de traición y perdición ("el marido de una amiga mía la dejó para irse a Paraguay").Por último, la original escenografía de Alejandra Polito y la iluminación de Matías Sendón resultan clave para potenciar el clima de esta obra delicada.«


http://www.clarin.com/diario/2009/09/11/espectaculos/c-01996222.htm